Numa análise publicada pelo portal lahaine.org (Projeto de Desobediência Informativa, em espanhol), se questiona criminalização midiática dos jovens que participaram dos protestos que degeneraram em distúrbios nos últimos dias, em Londres e outras cidades importantes da Inglaterra,. Em vez de se aprofundar nas causas estruturais das manifestações, os meios de comunicação e os políticos se preocuparam em ressaltar o suposto caráter deliquente do que chamam de bandas humanas.
O jogo de futebol da Inglaterra contra a Holanda foi cancelado, “por falta de efetivos policias”. O primeiro ministro Daviod Cameron ssegurou que 16 mil policiais patrulhariam as ruas daquela noite, ante a previsão de novos distúrbios. Alguns veículos da imprensa convencional e as TVs estão divulgando ampla informação sobre o ocorrido, dando voz a vizinhos indignados diante dos incidentes, proprietários de lojas e outros circunstantes. Toda a versão difundida coincide com a postura do primeiro ministro: “Aqui não há um caso de brutalidade policial, mas um caso de criminalidade juvenil, pura e simplesmente. Desta forma, cairá sobre os criminosos todo o peso da lei.
A imprensa fala de “bandas urbanas” quando a maioria dos jovens protestam com o som da raça negra. Aqui incluidos os dirigentes políticos da cidade de Bristol declararam que “os reponsáveis pela violência são grupos anarquistas oportunistas. Não é a primeira vez que eles trazem a violência à nosssa cidade, aproveitando um conflito circunstancial”. Qualquer desculpa é válida para desviar a atenção do que foi um assassinato policial racista, unido a um desesperado intento para silenciar os protesto, na base do porrete, o que vem provocando ainda mais raiva.
(Segue o texto em espanhol)
Sólo voces aisladas sitúan el conflicto en términos globales: “Creamos una sociedad donde los jugadores de fútbol y las modelos reciben sueldos astronómicos, alardean de su riqueza permanentemente y se comportan como les da la gana, y son tratados como dioses en los medios de comunicación. Esto lleva a nuestros jóvenes a aspirar a la fama y la riqueza. Sin embargo en vez de eso reciben desempleo, pobreza y un futuro incierto. ¿Y ahora nos sorprendemos cuando se rebelan?” (Rob, London, comentario en BBC).
Y a cuentagotas también podemos extraer otro elemento importante. Si bien la prensa entrevista fundamentalmente a propietarios de pequeños comercios o de coches particulares, la mayoría de los locales atacados pertenecen a grandes empresas. La fábrica de Sony (una nave de 70 metros de largo) fue quemada por completo en una localidad al norte de Londres, sucursales bancarias devastadas, sedes de apuestas atacadas, Debenhams (una especie de El Corte Inglés británico) fue saqueado por una multitud en el municipio londinense de Croyden, 25 sedes de Orange y T-Mobile fueron asaltadas en varias ciudades así como 20 de Vodafone y otras tantas de Carphone Warehouse, un hotel de la cadena hotelera Premier Inn (la mayor de todo el Reino Unido) ardió a medianoche, varios locales de la empresa Greggs (la mayor cadena minorista especializada en panadería del Reino Unido) fueron atacados y quemados. Son sólo algunos ejemplos, dado que en general los disturbios están afectando a zonas comerciales.
En medio de una sobresaturación de información criminalizadora, un joven negro encapuchado fue entrevistado anoche unos pocos segundos para el telediario de Channel 4. A la pregunta de por qué la gente “saquea” y actúa “de forma criminal”, el joven afirmó que “estamos protestando porque a la policía no le gusta la gente negra ni asiática. A la policía no le gusta la gente de otras razas. Nosotros no estamos saqueando, lo que hacemos es expresar la existencia de un problema”.
La prensa y los políticos intentan a toda costa reforzar su visión de que todo se resume a un problema de bandas juveniles, evitando señalar como una de las causas a la crisis económica o la situación social y económica que vive la juventud londinense. Para ello están poniendo el foco en algunos actos indiscriminados sacados de contexto, sin embargo debajo de toda esa versión subyace a todas luces un conflicto de clase.
Una investigadora de la Universidad de Lund, Suecia, afirma en Dagens Nyheter que el problema de fondo de los disturbios en Inglaterra está en las enormes diferencias económicas que hay en esa sociedad, que tienden a aumentar.
Según la investigadora Sarah Scuzzarello, “el problema no está en las deficientes políticas de integración inglesas”, como se insiste en círculos académicos. “Los que participan en los disturbios son de distintos orígenes étnicos, hay jóvenes y viejos, mujeres y hombres. Si se quiere buscar el origen del problema, hay que hurgar en las diferencias sociales”.
Scuzzarello menciona los drásticos recortes a los gastos sociales en los últimos años, y la fuerte reacción popular ante estos recortes por parte de estudiantes, empleados públicos y otros sectores que no consiguen hacer oír su voz.
“La distancia entre la élite y el resto de la población es enorme. Los jóvenes se irritan ante el hecho de que los que más tienen son los que se llevan los recursos del Estado, y piensan ¿Si ellos lo pueden hacer, porqué yo no?” continúa la investigadora.
Los disturbios se deben a las enormes diferencias sociales acentuadas por la transferencia de dinero estatal a los bancos en estos últimos años de crisis.
“Muchos creen que no pueden tener una vida mejor. Los jóvenes han perdido la fe en el futuro, y eso es extremadamente peligroso. Sienten que no tienen nada que perder. Cuando ven que el Gobierno reduce los impuestos de los ricos y quita subsidios a los pobres, entienden que les están engañando. La relación con las autoridades se convierte en hostil”, finaliza la investigadora.
Por otro lado, a esta hora hay más de 1.335 detenidos entre Londres, Birmingham, Manchester, Nottingham, Bristol y Leicester. Según el Guardian, en Londres se vive una calma frágil, rota por disturbios e incendios ocasionales. Pero en Birmingham, Manchester, Liverpool y muchas otras ciudades los disturbios continúan con fuerza.
A pesar de varias declaraciones de testigos durante la primera hora de la mañana, ahora la BBC y otros medios burgueses insisten en que los tres hombres asesinados en Birmingham no estaban protegiendo una mezquita de los ataques de fascistas blancos, si no “protegiendo locales comerciales”. La culpa pasa a ser de los negros e inmigrantes, no de los “Vigilantes” blancos.
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